domingo, 1 de marzo de 2009

UN TEXTO DE LINDA GONZALEZ, INTEGRANTE DEL TALLER

La tarde pende de un hilo. El dorado del sol desaparece y en su lugar se estaciona un gris taciturno. Las calles, las casas, todo sabe a melancolía. Todo parece estancarse en un sueño que perturba. No se sabe si reír o llorar. Pero algo, algo hay que nos inquieta. El silencio mismo acude a nuestro encuentro. Y se hace la paz. Como si una oración muda le hubiese conjurado de pronto. El sol se acurruca sobre el azul violeta. Comienza la noche, el despertar de los astros, la luna y sus velos de plata. Poco a poco, nuestro ser, la bestia que ocultamos tras la máscara del día, empieza a rasgarnos la piel hasta encontrar una grieta, lo suficientemente ancha, para salir por fin a la superficie.

1 comentario:

  1. Muy bello.
    ojala pudiera pxpresar mis sentimientos asi.

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